¿Es una prueba de sonido o un asalto vikingo? A las cinco y media de la tarde, bajo un sol justiciero, Inadaptados hacía su primera advertencia: así sonamos, somos unos salvajes, amamos el rock and roll. Hay bañistas que levantan la cabeza de la toalla, peatones que se paran y gente que ya sabe lo que pasa a las seis de la tarde, cada este segundo viernes del otoño.

Media hora después, la banda lanzaroteña abre la segunda jornada del 5º Festival Arrecife en Vivo Estrella Galicia con un tema que parece la obertura de una serie B de culto. Suena Baila para mí, La venganza de los muertos, Velocidad y R’N’R… Tras el primer tema, el ‘rompecuerdas’ Javi Fuentes (voz y guitarra) hace honor a su nombre. Más de veinte años después de conquistar el oído de Jesús Ordovás, Inadaptados muestra su evolución: más garaje, pero con la misma raíz psychobilly.

Suena Ed Gein, una canción sobre “un personaje que seguramente nadie querría tener a su lado”, un asesino y ladrón de tumbas de los años 50 del pasado siglo que inspiró las novelas en las que se basaron Psicosis y El silencio de los corderos. A Javi le acompañan Carlos Brito (bajo), Antonio “Fuzztón” Rodríguez (guitarra) y Buli “Palillo Loco” Panés (batería): suenan compactos, rotundos, fenomenales. Seis y media de la tarde, gente en la arena bailando y arremolinada en el muro que separa la playa del Reducto de la calle. Sobre el escenario Lumi Efectos, una pregunta retórica: ¿Empezamos a asalvajarnos o qué? Un día en Texas y Amor Zombie, una balada estilo Inadaptados. El final consigue elevar la temperatura del público, cada vez más numeroso y, como siempre, variado.

El dedo de Buli, el suyo personal, ha quedado un poco tocado en el concierto, pero hace un esfuerzo, se viste del Rey y enarbola el Dedo señalador de conciertos mientras los tinerfeños 101 Brass Band liberan sus vientos. Al ritmo de un Highway to hell tocado con trombón, trompeta, saxo y percusión, comienza el pasacalles hacia el parque Ramírez Cerdá.

The Sick Boys espera en el escenario Bestial Print: son una joven formación barcelonesa, con un disco a sus espaldas y un sonido alucinante. Lo suyo es el swing y el rock clásico. Siguen la estela de Chuck Berry y lo hacen con una sección de vientos que es una locura.

Con Roland (guitarra), Jordi (saxo, vocalista), Oriol (trompeta), Eneko (trombón), Víctor (bajo), Arnau (batería) y Andreu (piano) el parque Ramírez Cerdá, en plena Marina de Arrecife, se convierte en un pista de baile para gente de entre 2 y 80 años. Vecinos del barrio, habitantes del resto de la isla, turistas, gente de muchas nacionalidades y edades. Es la marca de Arrecife en Vivo. Se suceden los bailes, el twist, el swing y el rock and roll bailado en pareja o en corro.

Van a terminar con uno de sus singles más pegadizos, Sick Boys Twist, pero recuperan una y otra vez una canción con mensaje: Don´t stop the rock and roll! Lo cantan, lo gritan y el público contraataca coreando el mismo mensaje. El vocalista salta a la plaza y baila entre el público. La atmósfera contagia: más y más gente bailando, también en las últimas filas. Imposible pararse quieto. El final es una apoteosis. “Sois muy grandes”, dicen The Sick Boys.

Con la euforia en el cuerpo, el pasacalles se dirige hacia el Charco, el corazón acuático de la ciudad. Allí, en el escenario Pampero Lanzarote, esperan Jenny & The Mexicats, un combo intercultural con una legión de seguidores en México y en YouTube (más de 132.000 suscriptores). Actúan por primera vez en Canarias y lo hacen en su gira de presentación de Mar Abierto, su último trabajo.

La parte más tranquila del espectáculo permite disfrutar del virtuosismo de una banda, que se conoció de casualidad en Madrid, en el tablao La Carbonera. La británica Jenny Ball es la voz, la compositora, la maestra de ceremonias, la trompetista y la que de vez en cuando agarra la guitarra española para marcarse un solo. Los mexicanos Icho y Pantera (de Cuernavaca, Morelos) son puro fuego. Icho toca el contrabajo (“el mueble”, le llama Jenny), Pantera es “el hijo perdido de Santana” (y no exageran con la presentación). Al cajón y la percusión, el madrileño David González, que se lleva la mayor ovación del concierto.

Suena reggae, suena cumbia, suena un pop bamboleante que derriba cualquier frontera musical. Los mexicanos han traído discos y camisetas con un objetivo muy claro: recaudar fondos para ayudar a que México se recupere del catastrófico terremoto. La “buena vibra” se extiende por un público expectante, que en las primeras y medias filas jalea la entrega de la cantante y se da cuenta de los riquísimos matices que ofrece la banda. Para Arrecife en Vivo han venido reforzados con más músicos. Suena Verde más allá, Duele al caminar y, en la recta final del concierto, Tiene espinas el rosal y la divertidísima La Diabla, que desata el baile.

Aplauso, tradicional selfie con el público y arranque del pasacalles en dirección Marina Lanzarote. Las dos riberas del Charco se llenan de gente: en un lado desfila el grupo más populoso que baila con 101 Brass Band y sigue al showman del festival (y al icónico Dedo con luces led); en el otro lado de la laguna, un reguero de personas que se han avituallado en los restaurantes del Charco se levantan en la misma dirección y se suman al último concierto de la noche.

La salida al escenario de The Whip es una carta de presentación sin medias tintas: Nathan, Bruce y una increíble Fee mandando en la batería empiezan a lanzar descargas. La pegada es brutal. Son tres y suenan como el séptimo de caballería. Ellos mismos definen su música como “electronic sweat music”. Vamos a sudar. Mucho. Vienen de una ciudad clave para entender el rock y la música de club: la industrial y apasionante Mánchester.

Con su guitarra, su bajo, sus sintes y su batería conducen al público a un estado catártico. Brazos al aire, cuerpos contoneándose, saltos… The Whip en Lanzarote causa una exaltación constante. Tocan Secret weapon y un Blackout que conduce directamente hacia el cielo. En Marina Lanzarote ya no hay familias con niños: aquí se han unido los más noctámbulos de la noche, grupos y parejas, de Canarias, Londres, Valencia, Fuerteventura…

The Whip se despide con Trash entre la felicidad y la afonía para dejar paso a Serial
Killerz. Cuando uno piensa que el clímax de la noche ha llegado, a veces se equivoca. Hay un parón de media hora para montar el set que necesitan Joe Cabana y Jonathan Arriola, dj y batería de Serial Killerz. Mientras tanto, suenan hits que una parte del público baila como si Rage Against The Machine estuviera tocando delante. Hay ganas de seguir bailando. Ahora no es momento de parar.

Con esta expectación, empiezan a sonar Serial Killerz y se obra la magia. Ya los vimos en la pasada edición de Sonidos Líquidos, en la Geria, y vuelven a Arrecife en Vivo porque nadie puede perderse este voltaje, este ritmo y esta energía que consiguen uno de los mejores djs de Barcelona (y del territorio nacional) y un batería extraordinario que ha tocado con bandas como Garbage. Público metido en el bolsillo desde el minuto uno. Son un tsunami. Hit tras hit, el dúo lo da todo y da paso al dj gran canario Dsua Ill Man que presenta lo prometido: una sesión de ‘apisonasound’ mestizo, con la que termina la noche. Próxima cita: viernes 6 de octubre…